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  • Por otro lado cuando afirma este autor

    2019-04-28

    Por otro lado, cuando afirma este autor argentino que “en modo alguno, significa fijar para todos los tiempos y lugares un modelo único de progreso, como parecen temerlo los defensores del comunitarismo y las estructuras tradicionales de cada etnia”, no tenemos noticia de que los pueblos originarios, al menos no los Zapatistas, teman porque sí buy Adriamycin HCl la civilización universal, pues han experimentado sus efectos nocivos, sino que también porque ellos no han declarado nunca intención de ser hegemónicos. Sin embargo, insistimos que la idea de este autor sobre el coto vedado sería su contribución, aunque tendría que ser transformado a un coto vedado intercultural que sería congruente, según mi interpretación, con la postulación y persecución de un Estado plural como el que Villoro perfila en su obra.
    Conclusiones Por lo tanto, se obtiene la necesidad de comprender las propuestas de los derechos colectivos de los pueblos indígenas sin la intervención del binomio exclusivista individualismo-colectivismo, para dar pie al tratamiento de las tensiones propias entre el colectivo y sus miembros provenientes de las perspectivas democráticas de las comunidades indígenas. Este problema se implica de las reflexiones de Villoro. Otro de los grandes temas a los que contribuye es la consideración de la participación de los pueblos indígenas desde la democracia comunitaria, que revitaliza cuestiones de filosofía política no resueltas hasta ahora, como son las relaciones entre libertad e igualdad (a mayor libertad menor igualdad y viceversa). El equilibrio entre ambos valores se encuentra lejos de la experiencia latinoamericana. Para resolver este problema es fundamental que se recurran a planteamientos de relaciones económicas no predatorias de lo humano, de la naturaleza y del medio ambiente. Una fuente de información para estas proposiciones son, también, las políticas de los pueblos Zapatistas que persiguen equilibrios y procedimientos que regulen una democracia para las comunidades y no sólo para los individuos: “Para todos todo”. La cuestión es que más allá de interpretaciones románticas de las resistencias de los pueblos indígenas, es innegable que representan un recordatorio de que el pensamiento político puede convertir la cooperación de todos en un valor superior. En este sentido, es que el individuo no es un elemento más de la comunidad de estos pueblos, sino a quien se le deben ofrecer las condiciones para vivir una vida plena, que en el capitalismo no tiene lugar entre sus principios. El reto que está por venir en América Latina es que sus estados reconocidos como pluriétnicos no reciclen políticas indigenistas con el objeto de enmascarar su oposición a sieve cells la diversidad cultural, ni tampoco revivan proyectos jerárquicos para atender las diversidades culturales. Es indispensable que se recojan las propuestas que los pueblos indígenas están creando para poder llamar a esas políticas públicas libres, justas y democráticas. Villoro presenta pistas, derroteros y categorías éticas para encauzar el desafío que implica la pluralidad democrática. Nos deja problemas por resolver, por ejemplo, conocer las entrañas políticas de comunidades indígenas que resuelven sus tensiones sociales desde otros principios, por ejemplo, los pertenecientes al buen vivir o sumak kawsay de pueblos originarios andinos sustentado en una concepción de la naturaleza y las relaciones humanas distintas de la occidental, para hacer patente la posibilidad de otras interpretaciones respetuosas de lo humano en las sociedades por venir en las que se crearían transformaciones políticas y jurídicas para un Estado plural. Sin duda el problema aquí es que los distintos tipos de derechos humanos no se promuevan en un solo tipo de derechos, pues esto sería como poner en el lugar de la dominación occidental otra, y no es esto lo que se persigue al hablar de derechos humanos, sino más bien el entendimiento de que lo humano es posible de muchas maneras y algunas no pretenden ser transportadas a otros lugares pero no por ello significa que no cuiden de lo humano.
    América Latina tenía a principios del siglo una situación un tanto extraña. Terminó la época de las dictaduras y se generalizó la llamada “transición a la democracia”. Para quienes quieran caracterizar al régimen cubano como no democrático, lo cierto es que Fidel Castro pasó a retiro luego de caer enfermo. Sin embargo, América Latina ha seguido teniendo presidentes de origen militar, y no nada más por Raúl Castro, hombre clave para la consolidación del ejército cubano. De origen militar era Hugo Chávez, lo que se le reprochó con frecuencia, pero también lo es un presidente considerado como moderado, el peruano Ollanta Humala. También le fue censurado el origen, más aún por las sublevaciones de los Humala —el mismo Ollanta y su hermano Antauro— contra el régimen de Fujimori. Un presidente ubicado a la derecha, Otto Pérez Molina en Guatemala, es igualmente un militar.