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  • glucose transporter Si se rescata de estas afirmaciones en

    2019-05-29

    Si se rescata de estas afirmaciones, en primer término, la pretensión crítica realista como fundamento de su propuesta literaria, algunos de los cambios en su entorno cultural cobran relevancia para contextualizar su interés por la ironización de la realidad dentro de la heterogeneidad de su obra. Cabe recordar que su primera novela, El ocaso de laprimera dama, se publica en Campeche en 1987 y se reedita después como Señorita México en 1991. Inicia así su “carrera” literaria en años cercanos glucose transporter la conformación del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes y posteriormente a la creación del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes en 1989; así como al inicio del impulso a otros programas destinados en primera instancia a otorgar apoyos y premios al mundo intelectual y literario. Por supuesto, un impulso elogiable en muchos sentidos, pero no exento al juego del poder en su interior, al arrancar un proyecto de descentralización que al mismo tiempo participa de la institucionalización del poder cultural mediante el fortalecimiento de sus mecanismos de concentración grupal (cfr. José Agustín: 215). Este impulso, sumado a la reorganización de los espacios ocupados por el campo intelectual de la época pondrán una vez más sobre la mesa la reflexión en México acerca del estrecho vínculo entre el poder y la clase letrada, con las consabidas implicaciones en procesos de legitimación y canonización. Mayor peso adquiere esta reflexión ante el Premio Nobel otorgado a Octavio Paz en 1990 y todas las polémicas que durante el siglo pasado suscitó su figura en este mismo sentido. A su vez, destaca en este panorama el empoderamiento de los medios masivos de comunicación —particularmente la televisión— que venía gestándose desde las décadas anteriores, y propicia un “intercambio” de estrategias de legitimación con el campo intelectual, así como un cruce de discursos. Al respecto, la cercanía entre mundo letrado y farándula es rescatada por Serna en sus obras literarias, como parte de un contacto real y una permeabilidad discursiva, presente no solo en El ocaso de la primera dama o Señorita México, sino también glucose transporter en su segunda novela: Uno soñaba que era rey (1989). En su caso, nada raro, ya que, como él mismo señala, esta característica está enlazada con su formación: “Como el trabajo lo alterné con mis estudios de letras, siempre amphibians estado metido en dos ambientes: el académico y el de la farándula”; y añade que en sus textos y en su entorno existe “un acercamiento entre la cultura de masas y la alta cultura. Ya no hay una división tajante, sino que se ha llegado a un estado intermedio” (en Torres: 403). Su crítica a las ambiciones, vicios y apariencias del campo cultural está presente en toda su narrativa, pero toma formas diversas que van desde la sátira de la cultura de masas en sus dos primeras novelas, hasta su novelística histórica: El seductor de la patria (1999) y Ángeles del abismo (2004). Por otra parte, la ironía y el género satírico funcionan como estrategias constantes para enfatizar una crítica abierta y nunca condescendiente tanto en sus textos de corte histórico, como en aquellos enfocados en otros ámbitos de la reflexión de la cultura. En este marco, la crítica al campo intelectual y sus protagonistas se encuentra reflejada directamente en una novela de género negro: El miedo a los animales de 1995; así como en varios de los cuentos incluidos en dos libros: Amores de segunda mano, publicado por la Universidad Veracruzana en 1991 y reeditado con tres relatos adicionales en Cal y Arena en 1994, y El orgasmógrafo de 2001. En el caso de sus cuentos, si bien algunos han sido reconocidos ampliamente por la crítica, los relatos incluidos en estos dos primeros libros —en 2013 publica un tercer libro de cuentos, La ternura caníbal— resaltan por su diversidad temática y porque algunos logran una reconocible dimensión satírica no uniforme en todo el conjunto. Para las siguientes líneas he seleccionado aquellos cuentos que se enfocan directamente a la crítica del campo literario o del artístico: dos textos de Amores de segunda mano, “Hombre con minotauro en el pecho” y “Borges y el ultraísmo”; y dos textos de El orgasmógrafo, “Tesoro viviente” y “La fuga de Tadeo”. Estos cuatro relatos presentan características críticas en común que permiten leerlos, así lo propongo, de forma complementaria. Al mismo tiempo, podría incluirse en la lista de escrituras satíricas de la vida intelectual la novela El miedo a los animales, que no es objeto de este trabajo, y varios de sus ensayos publicados en Sábado y Letras Libres.